jueves, 29 de mayo de 2014

Somos animales.... Políticos?

Aristoteles y el Animal Político.




Aristóteles dice que el hombre es un ser que necesita de cosas y de los otros, y por lo tanto ser un pobre e imperfecto, en busca de la comunidad para lograr sentirse completos. Y de esto se deduce que el hombre es naturalmente político. Por otra parte, para Aristóteles, que vive fuera de la comunidad organizada (ciudad o Polis) o es un ser degradado o un ser sobrehumano (divinidad). Según Aristóteles, el concepto de ciudadano varía con el tipo de gobierno. 

Esto es porque el ciudadano es aquel que participa activamente en la elaboración y aplicación de las leyes, que son preparados por el rey (monarquía), unos pocos (oligarquía) o por todos los ciudadanos libres (democracia). Sin embargo, no todos los que viven en la ciudad son los ciudadanos. Aristóteles distinguía habitante de los ciudadanos, ya que los hay que viven en la ciudad pero que no forman parte de ella, mientras que los que realmente piensan tiene derecho a deliberar y votar sobre las leyes que preservan y protegen el estado. En otras palabras, un ciudadano es aquel que tiene poder ejecutivo, legislativo y judicial. Los ancianos y los niños no son realmente los ciudadanos. La edad está exenta de cualquier servicio y los niños no tienen edad aún para realizar los deberes cívicos. A raíz de la etiología establecida en su metafísica, Aristóteles también concibe las cuatro causas que determinan una comunidad. Estos son grupos de hombres unidos por un fin común, en relación con la amistad y la justicia, es decir, un vínculo emocional. 


Las características de la comunidad son: Causa Material: casas, pueblos, etc. Es desde el lugar de nacimiento de la ciudad. Causa Formal: el sistema o la Constitución ordena que la relación entre sus partes, que lo forman. Causa Eficiente: el desarrollo natural. Para Aristóteles la ciudad es un ser natural, un organismo vivo. Causa Final: El propósito de la ciudad es la felicidad, es decir, para alcanzar el bien soberano. Para Aristóteles, “toda comunidad busca un bien”. El bien del que se trata aquí es en realidad un fin determinado. No se refiere al bien correcto, universal, sino a todo acto que tiene como finalidad un cierto bien. Siendo así, toda la comunidad tiene una ventaja que debe ser aquella principal y que contiene en sí todas las demás. Por ello, la mayor ventaja posible es el bien soberano. La comunidad política, dice Aristóteles, es aquella que es soberana de todas e incluye todas las demás (Política, 1252 a3-). Esto significa que la comunidad política es la ciudad que incluye todas las demás formas de comunidad (hogares y aldeas) que lo componen. La ciudad es el último grado de la comunidad. Además, la ciudad es suprema entre todas las comunidades y su objetivo es el bien soberano, y hay por tanto una analogía. El fin de cada cosa es justamente la naturaleza, así como todo lo anterior y sus partes. De esta manera, además de todas las otras comunidades, ella es lógica y ontológicamente anterior a estas. Por lo tanto, debe prevalecer sobre las otras partes. Del mismo modo, el ciudadano es aquel que, por las leyes de deliberar y tomar, es un hombre mejor que otros que no participan en el gobierno, a diferencia, por supuesto diferenciando en los hombres entre amos y esclavos. Por lo tanto, el animal político o ciudadano es el hombre libre que disfruta de los derechos naturales por su competencia en ordenar, mientras que, los hombres dotados únicamente de robustez física y poco intelecto son aptos para obedecer, y esa analogía se extiende a la relación entre la soberanía de la ciudad y las comunidades que participan de ella con sus fines específicos. El hombre libre es soberano porque es señor y dueño de sí mismo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario