miércoles, 28 de mayo de 2014

La Verdadera Estética "recurso valioso para admirara el arte"




El término estética (del griego "aisthetikê", ‘sensación’, ‘percepción’, y este de "aísthesis", ‘sensación’, ‘sensibilidad’, e "icá", ‘relativo a’) tiene diferentes acepciones. En el lenguaje coloquial denota en general lo bello, y en la filosofía tiene diversas definiciones: por un lado es la rama que tiene por objeto el estudio de la esencia y la percepción de la belleza, por otro lado puede referirse al campo de la teoría del arte, y finalmente puede significar el estudio de la percepción en general, sea sensorial o entendida de manera más amplia. Estos campos de investigación pueden coincidir, pero no es necesario.

En cuanto a la primera acepción, la estética estudia las razones y las emociones estéticas, así como las diferentes formas del arte. La Estética, así definida, es el dominio de la filosofía que estudia el arte y sus cualidades, tales como la belleza, lo eminente, lo feo o la disonancia, desde que en 1750 (en su primera edición) y 1758 (segunda edición publicada) Alexander Gottlieb Baumgarten usara la palabra «estética» como ‘ciencia de lo bello, misma a la que se agrega un estudio de la esencia del arte, de las relaciones de ésta con la belleza y los demás valores’. Algunos autores han pretendido sustituirla por otra denominación: calología, que atendiendo a su etimología significa ciencia de lo bello (kalos, ‘bello’).

La estética es la rama filosófica que estudia e investiga el origen del sentimiento puro y su manifestación, que es el arte, según asienta Immanuel Kant en su Crítica del juicio. Se puede decir que es la ciencia cuyo objeto primordial es la reflexión sobre los problemas del arte. Si la estética es la reflexión filosófica sobre el arte, uno de sus problemas será el valor que se contiene en el arte; y aunque un variado número de ciencias puedan ocuparse de la obra de arte, solo la Estética analiza filosóficamente los valores que en ella están contenidos. 

El concepto de "valor estético" 

Se refiere a que el valor de lo que hace que un objeto para ser una "obra de arte." La naturaleza exacta de este valor es un tema primordial de debate entre los filósofos discuten l Cuando dentro del estudio de la estética, se toma en consideración el estudio del concepto de belleza, es forzoso el hacer notar la escala de valores existente en sus manifestaciones de lo bello. Para esta escala de valores tomamos en cuenta la manifestación de lo bello a partir de la perfección de sus cualidades estéticas.

Utilizando el sentido común, distinguimos estos grados de belleza y sus conceptos afines:
-Lo gracioso
-Lo grandioso
-Lo elegante
-Lo sublime
-Lo ridículo
-Lo trágico

La estética los agrupa a todos estos bajo un concepto general, el que nos da por resultado el producir por la sola contemplación un deleite. Todos estos partiendo de la categoría de bello puede ser comparados y graduados en base a este concepto concreto a naturaleza de la estética y la belleza.
Lo feo es estético
No hay nada en la naturaleza que pueda calificarse de feo. La fealdad no es una propiedad de la naturaleza, sino de la cultura. Esto significa que belleza y fealdad son relativas como las modas, las usanzas, las novedades, los estilos, los gustos, las costumbres y las manías. Se trata de usanzas, novedades, estilos, gustos y manías definidos no desde las cualidades humanas, sino desde satisfacciones de minorías (modistas, diseñadores, modelos, artistas de la originalidad, creadores caprichosos, árbitros de la elegancia, estilos despóticos y tiránicos), de sujetos volubles, de voluntades inconsistentes. Sin embargo, como alega Paul Valéry, lo que ha sido creído por todos siempre y en todas partes, tiene todas las posibilidades de ser falso. ¿Hay algo en el universo que no sea bello? ¿Algo que no tenga nada de hermoso? ¿En un universo de cosas y seres limitados y, por consiguiente, inevitable y forzosamente defectuosos, puede la fealdad considerarse un estigma, desprovista de valor?.

La estética en el siglo XX           

El arte del siglo XX supone una reacción contra el concepto tradicional de belleza. Algunos teóricos (Hal Foster2 ) llegan incluso a describir el arte moderno como «antiestético».
Evoluciones como la aparición de la fotografía, capaz de reproducir con fidelidad absoluta su modelo, o los medios mecánicos de reproducción de las obras, que las introducen en el conjunto de los bienes de consumo de nuestra sociedad, suponen a principios del siglo XX una verdadera convulsión para la teoría y la práctica artísticas. Así no sólo el campo de estudio de la Estética sino el propio campo de trabajo del arte se orienta hacia una profundísima corriente autorreflexiva que ha marcado todo el arte del siglo veinte: ¿qué es el arte?, ¿Quién define qué es arte?. El dadaísmo utilizaba el collage para mostrar su naturaleza fragmentada; Joseph Beuys (y en general toda la corriente povera europea) usaba materiales como troncos, huesos y palos para su obra, elementos tradicionalmente «feos»; los minimalistas utilizarían acero para resaltar lo industrial del arte, mientras Andy Warhol lo intentaría mediante la serigrafía. Algunos incluso se desharían completamente de la obra final para centrarse únicamente en el proceso en sí. En los años 1960 Nam June Paik y Wolf Vostell empiezan a utilizar televisores o monitores de video para crear sus obras.



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