Según Poe, la máxima
expresión literaria era la poesía, y a ella dedicó sus mayores esfuerzos. Es
justamente célebre su extenso poema El cuervo (The Raven,
1845), donde su dominio del ritmo y la sonoridad del verso llegan a su máxima
expresión. Las campanas (The Bells, 1849), que evoca
constantemente sonidos metálicos, Ulalume (1831) y Annabel
Lee (1849) manifiestan idéntico virtuosismo.
Pero la genialidad y
la originalidad de Edgar Allan Poe encuentran quizás su mejor expresión en los
cuentos, que, según sus propias apreciaciones críticas, son la segunda forma
literaria, pues permiten una lectura sin interrupciones, y por tanto la unidad de
efecto que resulta imposible en la novela.
Publicados bajo el
título Cuentos de lo grotesco y de lo arabesco (Tales of the
Grotesque and Arabesque, 1840), aunque hubo nuevas recopilaciones de
narraciones suyas en 1843 y 1845, la mayoría se desarrolla en un ambiente
gótico y siniestro, plagado de intervenciones sobrenaturales, y en muchos casos
preludian la literatura moderna de terror; buen ejemplo de ello es La
caída de la casa Usher (The Fall of the House of Usher).
Su cuento Los crímenes de la calle Morgue (The Murders in the Rue Morgue) se ha considerado, con toda razón, como el fundador del género de la novela de misterio y detectivesca. Destaca también su única novela Las aventuras de Arthur Gordon Pym (The Narrative of Arthur Gordon Pym), de crudo realismo y en la que reaparecen numerosos elementos de sus cuentos. La obra de Poe influyó notablemente en los simbolistas franceses, en especial en Charles Baudelaire, quien lo dio a conocer en Europa.
Su labor como crítico
literario incisivo y a menudo escandaloso le granjeó cierta notoriedad, y sus
originales apreciaciones acerca del cuento y de la naturaleza de la poesía no
dejarían de ganar influencia con el tiempo. La larga enfermedad de su esposa
convirtió su matrimonio en una experiencia amarga; cuando ella murió, en 1847,
se agravó su tendencia al alcoholismo y al consumo de drogas, según testimonio
de sus contemporáneos. Ambas fueron, con toda probabilidad, la causa de su
muerte
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